El último boleto a las semifinales del Mundial lo disputaron Rusia y Croacia en el estadio Olímpico de Sochi. Así como los anfitriones salieron al campo con la misión de dar otro golpe, los balcánicos intentaron dominar las acciones para emular a la generación que participó en la edición de Francia 98, cuando se quedaron con el bronce.
La paridad de los equipos y el temor a la derrota contribuyeron para que el encuentro se dispute bajo un manto de nervios e imprecisiones. Durante la primera media hora los protagonistas solo se amenazaban a través de la vía aérea y las combinaciones ofensivas no lograban dañan a las numerosas líneas defensivas.
Por lo tanto, tuvo que aparecer Cheryshev para improvisar una obra de arte maravillosa. La figura del elenco de Cherchesov construyó dos paredes con Dzyuba y sorprendió a Subašić con un remate de media distancia que se instaló en el ángulo.
La mínima diferencia hizo reaccionar a Croacia, que a través de sus individualidades llegó al empate. Un desborde de Mandzukic, un oportuno cabezazo de Kramaric y una floja reacción defensiva fueron los factores que determinaron el 1 a 1 antes de que llegue el descanso.
Fuente: Infobae