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Monsanto perderá su nombre al ser adquirida por gigante alemán Bayer

La empresa estadounidense de semillas y fertilizantes Monsanto perderá su nombre cuando esta semana concluya su adquisición por parte del gigante alemán de productos farmacéuticos y agrícolas Bayer en una operación con la que se creará la mayor compañía agroalimentaria del mundo.

“Bayer será el 7 de junio el único propietario de la compañía Monsanto”, indicó hoy la empresa germana en un comunicado. “Bayer será el nombre de la empresa que se mantendrá”, agregó, precisando que la marca Monsanto desaparecerá tan pronto como la compra se haga efectiva.

La “megafusión” ascenderá finalmente a 63.000 millones de dólares (unos 54.000 millones de euros”, medio millón de dólares más de lo previsto inicialmente.

La junta de Bayer aprobó el domingo la venta de 74,6 millones de acciones, con miras a aumentar el efectivo para completar la prevista adquisición de Monsanto. Los funcionarios de la compañía dijeron que esperan recaudar 6.000 millones de euros (7.000 millones de dólares). Se espera que las acciones se vendan a un precio de 81 euros.

Bayer anunció a mediados de septiembre de 2016 la adquisición de la empresa de biotecnología Monsanto. No obstante, la compra no se pudo cerrar de forma inmediata porque requería ser aprobada tanto por las autoridades antimonopolio europeas como estadounidenses.

En marzo, Bruselas dio su visto bueno a la operación aunque a concidición de que se garantice que “habrá una competencia efectiva e innovación en semillas, pesticidas y mercados agrícolas digitales”.

La semana pasada, el Departamento de Justicia de Estados Unidos también otorgó luz verde a la operación aunque solo una vez que Bayer accedió a desprenderse de partes de sus negocios por casi 9.000 millones de dólares, entre ellas el negocio propio de semillas, para que la fusión con Monsanto no implique un perjuicio para los competidores y para los usuarios.

La compañía alemana pagaba un alto precio, firmando el mayor acuerdo de compromiso que se ha alcanzado hasta la fecha en Estados Unidos para una adquisición.

El gigante alemán deberá transferir en dos tramos estos negocios, entre ellos el de semillas de verduras, además de desprenderse del negocio mundial del herbicida glufinosato de amonio, y vendérselos a su rival, la también alemana BASF.

Además, como Monsanto y Bayer hacen negocios en todo el mundo, su unión debía obtener luz verde en unos 30 países. Ya lo hicieron las autoridades de países como China, Sudáfrica y Brasil, y aún está pendiente la decisión en México y Canadá.

La denominada “megafusión” no fue recibida con agrado por los ambientalistas y otras organizaciones de ayuda, debido a las críticas que genera Monsanto por sus productos modificados genéticamente y por el uso del controvertido herbicida glifosato, considerado cancerígeno por algunos estudios.

Al adquirir Monsanto, Bayer no solo se convierte en número uno en ingeniería agrícola mundial, sino que también toma las riendas de una empresa con deudas y riesgos. La compañía estadounidense fue demandada por numerosos agricultores por el herbicida Dicamba, que no sólo mata la maleza, sino también los cultivos, siempre que no provengan de semillas genéticamente modificadas.