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Chubut reabre las paritarias estatales: Arcioni llega con el superávit admitido y elogiado por Massa y Urtubey

Por Marcelo García (Exclusivo/El Extremo Sur).

Tras largos meses de conflicto con los trabajadores estatales y con la firme intención de aplicar un ajuste en los salarios y el gasto público, Arcioni deberá encarar la primera renegociación paritaria trimestral en septiembre. Ahora lo hará con ese superávit que El Extremo Sur había relevado cuidadosamente, pero que recién en los últimos días el gobernador se decidió a admitir.

Lo números oficiales publicados hace pocos días por la Subsecretaría de Gestión Presupuestaria de Chubut confirmaron la existencia del superávit provincial que llegó a 28 millones de pesos en el cálculo primario y ascendió a los 775 millones de pesos como resultado financiero durante el primer semestre del año.

Con esos saldos positivos que se confirmaron finalmente por parte del propio gobierno de Mariano Arcioni, en septiembre se deberán reabrir las negociaciones paritarias como parte del reajuste trimestral acordado con los gremios estatales; que deberían tener como parámetro los datos inflacionarios que publica el INDEC, que hasta julio (último dato disponible) mostraron una inflación patagónica del 20,5% en lo que va del año y que interanualmente llegó al 31,2% en la región.

Los números existentes pondrán en aprietos al gobernador a la hora de bajarle el precio a las actualizaciones paritarias trimestrales que acordó con los gremios estatales. Los superávits primarios y financieros se conjugarán con los altos índices inflacionarios para dificultar la política de ajuste encarada por Arcioni y posiblemente se desplome su intención de sostener el pago salarial escalonado.

El ajuste que desató un conflicto interminable

Más de 100 fueron los días de paro, tomas de edificios públicos, cortes de ruta, conatos de represión y largas jornadas de incertidumbre. Ese escenario reveló una enorme debilidad que puso al borde del quiebre la institucionalidad chubutense. Esos fueron algunos de los peores momentos que atravesó la provincia en medio del conflicto social desatado por el ajuste que encaró el gobernador Mariano Arcioni en el primer semestre de este año.

La crisis política y social encontró una salida a través de las negociaciones con los sindicatos estatales y docentes, que terminaron aceptando una pauta salarial a la baja pero que posibilitó encaminar una solución transitoria al conflicto que se extendió durante más de tres meses.

En medio del peor momento de la conflictividad y con la provincia cuasi incendiada, se supo que la actual administración de Arcioni contaba con un superávit en las cuentas públicas que se había concretado en el primer trimestre del año, tanto en el resultado primario del presupuesto como en el financiero.

Durante aquellas semanas de tensión y tironeo con los sectores estatales en conflicto, la gestión provincial negó la existencia de resultados positivos en las arcas del Estado, y siguió presionando para alcanzar su originario objetivo de “paritaria cero” y el sostenimiento del pago escalonado de los salarios de los empleados públicos.

Los principales ejes del recorte de los gastos públicos se focalizaron en mantener por debajo de las subas inflacionarias la masa salarial estatal (con un aumento de solamente el 6,6 por ciento del gasto en salarios en 2018 y del 5 por ciento en 2019) y en reducir un 2,8 por ciento el envío de fondos a los municipios chubutenses. Así lo informó la consultora Fix Scr, que fue la calificadora de los bonos y títulos públicos emitidos por la provincia.

De la apología de la crisis al superávit oculto

A mediados de junio se reveló que en el primer trimestre del año las cuentas públicas habían tenido un superávit primario de 388 millones de pesos y que el saldo positivo financiero había alcanzado, después de préstamos y pagos de la deuda, los 1.408 millones de pesos.

Esos resultados públicos no justificaban la negativa para el aumento salarial a los trabajadores del Estado y mucho menos el pago escalonado de los salarios, pero el gobierno de Arcioni y los integrantes de su gabinete se mantenían empecinados en avanzar con el ajuste.

Durante las negociaciones paritarias de junio con los gremios estatales, el Gobierno provincial comenzó a modificar su apología del déficit, y aunque la mantuvo hasta las últimas consecuencias, terminó elevando a cuentagotas las ofertas a los trabajadores estatales en conflicto.

Primero ofreció un “bono excepcional” de 3 mil pesos en tres cuotas para quienes cobraban menos de 30 mil pesos y la suba del básico a 11.500 pesos para los ingresantes. Luego pasó a una propuesta de mil pesos para todos los empleados públicos.

Luego de que se hiciera pública la existencia del superávit del primer trimestre, se vio obligado a subir la propuesta durante la última semana de junio ofertando un aumento de 300 pesos remunerativos y un bono de 1500 pesos; luego pasó a 750 pesos de incremento salarial más el bono; subió a 750 pesos y el bono; hasta que finalmente cerró con una parte de los gremios estatales (ATE, ATSA, UPCN y Soyeap) un incremento de 1100 pesos, revisable trimestralmente y una suma extra de 1500 pesos.

Los docentes no aceptaron ninguna de esos ofrecimientos y terminaron acordando una suba salarial de 1.350 pesos al básico testigo, el no descuento de los días de paro y una actualización trimestral salarial en base a los indicadores inflacionarios del índice de Precios informado por Estadística y Censos del Chubut y el Índice de Precios al Consumidor (IPC Patagonia) para los meses de septiembre y diciembre de 2018.

Dujovne deschabó los números y Arcioni los admitió

El secretario de Hacienda de Nación Nicolás Dujovne reveló públicamente que Chubut cerró el primer semestre del año con un superávit primario de 2.627 millones de pesos, mientras que el resultado financiero chubutense dado a conocer por Nación mostró que el saldo positivo alcanzó 965 millones de pesos en los primeros seis meses del año.

Según los informes que publicó El Extremo Sur, en colaboración con el contador César Herrera (director del Observatorio de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNPSJB), en el primer semestre del año Chubut obtuvo un superávit primario de 2.915 millones de pesos, mientras que el superávit financiero ascendió a los 1.256 millones de pesos. Esos números desarticulan cualquier argumento para sostener una emergencia económica provincial.

“Hoy estamos entre las 3 provincias mejor administradas del país y eso es un gran orgullo. Uno ve el acompañamiento que estamos teniendo y todo el esfuerzo que hemos en tenido estos 7 meses tiene sus frutos”, reconoció el propio gobernador Arcioni.

Como por arte de magia se esfumaron los argumentos para sostener las complicaciones de una crisis inexistente. Las cuentas públicas se transformaron en superavitarias sobre la base de los mayores ingresos por regalías -que aumentaron por la devaluación, la suba del petróleo internacional y los incrementos en la producción de crudo Escalante- y un considerable incremento de los fondos coparticipables que envía Nación y que subieron un 46% durante el primer semestre.

Ahora Chubut es un “ejemplo”

Arcioni tuvo que reacomodarse al superávit innegable y como parte de sus apetencias políticas

–naturalmente está trabajando en busca de un mandado en 2019– hizo gala de los buenos resultados económicos de Chubut, aunque nada garantiza que se incrementen los salarios estatales al ritmo de la inflación o que los sueldos se paguen en tiempo y forma.

A fines de agosto el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, visitó Chubut y elogió la gestión de Arcioni. “Lo conozco desde hace mucho tiempo y él estaba cómodo en lo suyo; sin embargo se metió a la función pública y le tocó una situación difícil, que está sacando adelante con esfuerzo y vocación”, dijo el ubicuo dirigente de Tigre que antes elogiaba sin límites al fallecido Das Neves.

Algo similar sucedió recientemente con la llegada del gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, quien fue mucho más allá en sus afirmaciones y remarcó que “esta provincia (Chubut) está saliendo de una situación complicada pero primero hay que asumir qué pasa; si no se hace una bola de nieve cada vez grande. Chubut es un modelo. La gestión se demuestra cuando hay problemas, cuando tenés que enfrentar dificultades es cuando tenés que tener decisiones políticas, un rumbo y que las acciones sean consecuentes con las decisión política”, sostuvo el peronista más parecido a Macri.

Ese “ejemplo” en el que –según Urtubey– se ha convertido Chubut posiblemente tenga que ver con el profundo plan de ajuste que Arcioni inició con mucha más vehemencia de la que por el primer semestre del año llevaba adelante el Gobierno de Mauricio Macri. Ahora la política de “déficit cero” quedó en manos del macrismo y el Fondo Monetario Internacional, buscando trasladarle el ajuste a las provincias. También es mencionada como un “ejemplo” la paritaria de un dígito que instrumentó la gobernadora santacruceña Alicia Kirchner con los estatales provinciales.

El ajuste que Nación le trasladará a las provincias tiene un alcance de 100.000 millones de pesos y a la Patagonia le tocarían cerca de 22.000 millones, de los cuales 5.400 millones recaerían sobre Chubut; pero los recortes no afectarían de manera directa las cuentas públicas provinciales sino que como consecuencia de la transferencia de diferentes coberturas que realizaba el Estado nacional el costo del ajuste lo terminarán pagando de manera directa a los usuarios y trabajadores de cada una de las provincias.

En ese marco, Arcioni es uno de los gobernadores del peronismo “racional” que dialogan de manera constante con Nación para efectivizar el traslado del ajuste a cada una de sus provincias a través del acompañamiento del proyecto de Presupuesto Nacional 2019, el mismo que fue elaborado por el macrismo y el FMI para hacer cerrar las cuentas públicas del año que viene con “déficit cero”.