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Cabalgatas guiadas, una experiencia única del turismo de naturaleza en la Patagonia

Foto: Sofia Lopez Mañan

La arraigada relación entre la cultura argentina y el caballo, la sensación de libertad al recorrer los paisajes de cualquier región del país, encuentran en la actividad que propone “El Buen Samaritano”, una oportunidad inmejorable para conocer los senderos del Parque Patagonia.

Hijo de chacareros, nacido y criado en Los Antiguos, desde chico Pablo Myburg estuvo en contacto con los caballos. “Mis tíos siempre tuvieron tropillas para jineteadas, así que me crié andando a caballo”, recordó. “De chico, mi sueño era seguir y tener caballos propios. Me fui a estudiar un tiempo y cuando volví me di cuenta que había más movimiento turístico, venía mucha gente a pasar el fin de semana y faltaban actividades. Así que con la ayuda de mi familia arranqué con las cabalgatas guiadas por los rincones más hermosos de la zona en el año 2013”.

Sobre el nombre de su emprendimiento, Myburg contó que se lo puso siguiendo la tradición de sus abuelos y al nombre de la chacra familiar. Ellos “siempre estuvieron recibiendo gente. Son muy creyentes y había que tratar bien a las personas, hospedarlas bien”.

“Hice el curso de guía que dictaba la Provincia. Me enteré de cosas nuevas, porque te da un panorama de todo lo que es Santa Cruz. Después viajamos con la gente de Turismo a la UNPA de Caleta Olivia, donde nos dieron un curso y ahí compartí con otros guías que ya están trabajando”, expresó Pablo.

Myburg ve en el intercambio con otros guías y en la formación la posibilidad de fortalecer su experiencia. “Trato de ver cómo trabajan, qué es lo que hacen otros. Después la Fundación (Rewilding) ha hecho muchos cursos, muy interesantes, intensos. Desde que vienen trabajando acá en La Ascensión, todo el tiempo están capacitando”.

Foto: Sofia Lopez Mañan

Sobre la oferta a los turistas, el emprendimiento trata de satisfacer todas las necesidades. “Tenemos cabalgatas familiares, que son recorridos por los valles del casco de la estancia y la costa del lago, con una duración de entre una hora y hora y media. Ese tiempo va bien hasta para niños de 2 años”. Otra de las opciones para los más aventureros es el recorrido por los antiguos puestos de estancia desde donde, poco a poco, se va ganando altura hasta el cerro donde se realiza una breve caminata.

“Para los turistas que vienen cruzando toda la estepa y llegan a La Ascensión o a Los Antiguos, es como un oasis. El parque tiene toda la costa del lago, un campo privilegiado con muchas aguadas y mucho valle”, resaltó Pablo.

“En La Ascensión tenemos 13 caballos. Las cabalgatas son entre 8 y 12 kilómetros ida y vuelta. También se realiza una caminata hasta el cerro La Calle a 700 msnm, lo que permite una vista panorámica única. A la vuelta se hace un descanso en el Puesto Cisne, una casa antigua de campo, con fogón y cocina a leña. Ahí cocinamos cordero al asador o bifecitos al disco”.

En el recorrido, el paisaje está enmarcado por las lagunas. Es común encontrarse con aves como el cauquén y observar manadas de guanacos y chulenguitos que ya están acostumbrados a los visitantes, lo mismo que los esquivos ñandúes.

En relación a la post pandemia, la actividad de cabalgata se desarrolla en un escenario ideal según lo que se está pidiendo para el turismo que viene. El guía explicó que ya están trabajando en incorporar los protocolos requeridos para su actividad: desinfectar las riendas, los aperos de los caballos cada vez que se re cambian los turistas y la cantidad de personas por salida, entre otros. “El número de gente tiene que ser reducido, no hacer salidas de ocho o nueve personas, sino por grupos familiares”, resaltó.

“¡La cara de felicidad de los chicos cuando van arriba del caballo! La gente queda flashando. Dicen así sintiéndolo que nunca habían hecho una cabalgata tan linda donde combinar el caballo con el paisaje. Y más que nada la sensación de libertad, de tranquilidad, un lugar que no se escucha nada, solo el ruido de los pájaros, el viento y el casco del caballo sonando en el camino. Es una sensación de libertad tremenda” expresó el guía.

Como pasa con quienes aman lo que hacen y dónde lo hacen, Pablo Myburg siente que “a veces no es mucho lo que hago. Me pagan por algo que no tiene precio”. Un privilegio que se transmite a todos los que se animan a experimentarlo.

Foto: Sofia Lopez Mañan