El presidente ruso, Vladimir Putin, inaugurará hoy el Mundial de Fútbol sólo con sus aliados y mandatarios más cercanos.
La disputa con las potencias occidentales por su agresiva política regional, actos de espionaje y manejo de los derechos humanos redujo sensiblemente la presencia de personalidades internacionales, y lo dejaron aislado.
Putin, que lleva 18 años en el poder, no es un amante del fútbol y raramente ha pisado un estadio. Pero tuvo que meterse de lleno para que en este caso la organización no fracase.
El Kremlin informó que el presidente ruso estará acompañado en la inauguración por los presidentes de Bolivia, Evo Morales; de Paraguay, Horacio Cartes, y el de Panamá, Juan Carlos Varela. También estarán el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salman, el jefe de Estado de Ruanda y el primer ministro del Líbano, además de líderes de ex repúblicas soviéticas como Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Azerbaiyán.
Rusia está sujeta a sanciones por parte de países de occidente después de anexar en 2014 a la península de Crimea, antiguo territorio ucraniano, y apoyar a rebeldes en el este de esa nación, con una guerra interna que causó centenares de muertos.
Este año, incluso, muchos países han retirado a sus diplomáticos de Moscú tras el caso de envenenamiento del ex espía ruso Sergei Skripal en Gran Bretaña. En solidaridad con el Reino Unido, Australia se plegó a la iniciativa, pese a que su selección compite en el Mundial de Rusia.
Otro temas que provocó la reacción de las potencias occidentales fue la actuación militar de Rusia en Siria, donde respaldó al régimen de Bashar al Assad, con cruentas matanzas de civiles. Pese a las presiones de Estados Unidos y países europeos, Putin logró mantener el control del país árabe en manos de su aliado.
Polonia, que mantiene desde hace años unas tensas relaciones con Rusia, tampoco tendrá representación política en el Mundial, al igual que Dinamarca, Suecia e Islandia.
La canciller alemana, Angela Merkel, no confirmó si viajará a Rusia. Pero aunque algunos la exhortaron a quedarse en casa para no legitimar las agresivas políticas del jefe del Kremlin.
“Dentro de este crítico panorama, Putin sólo tuvo el respaldo del líder chino, Xi Jinping, con el que firmó una declaración donde hacía énfasis en que la política no debe entrometerse en el deporte. Pero no irá Xi, sino un dirigente de menor rango.