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Perdió a su hijo y con caminatas, ayuda a otros a superar el dolor. Video

La historia de una madre que luego de la muerte de su hijo, decidió empezar un grupo de trekking y así, ayuda a quienes se suman con situaciones parecidas, a sobrellevar el dolor. Informe especial, por Jimena Vargas.
Foto: Maby Calfuquir

(Jimena Vargas)- Maby Calfuquir comenzó un grupo de trekking hace cuatro años en Comodoro Rivadavia. De manera gratuita, ella fue recibiendo a personas de todas las edades y trabajadores de diferentes ámbitos, como así también a familias completas: abuelos, padres, niños, nietos (y sus animales) que se sumaron a esta aventura: caminar por dos horas, descubriendo los paisajes más bellos y escondidos de la ciudad, pero desconectándose de todo. ¿La razón? Su hijo, y como sobrellevar el dolor.

Casi son las 2 de la tarde, Maby se prepara para salir con su grupo a recorrer -en esta oportunidad- Astra, a un camino que ella misma descubrió y preparó para que puedan disfrutar de dos horas de caminata. Ella, como todos allí, tiene una historia para contar. Ella, perdió a su hijo hace 4 años y unos meses después fue cuando creó este grupo de trekking, para caminar y sanar, para ayudarse a ella misma y ayudar a transitar el dolor de la perdida a otros, porque ella lo vivió en primera persona, cuando corría a los cerros llorando porque su hijo ya no estaba. Ahora, con su historia inspira a otros, cientos la siguen, la acompañan, porque del dolor salió fuerza, ahí donde no había nada más que tristeza.

Foto: Maby Calfuquir

Lautaro

Tuve un hijito que se llamaba Lautaro Leiva, vivió 19 años con respirador en casa, con su papá y hermanitos. Nos dejó un 28 de junio” relató Maby a Radio Del Mar.

Lautaro nació en 1997, en Comodoro Rivadavia, pero su columna se encontraba abierta. A los 5 meses Maby y su bebé pudieron viajar a Buenos Aires en un avión sanitario, al Hospital Garrahan, que los albergaría por tres años. Cuando llegaron, los médicos le dijeron que era muy tarde, que desde que nació quienes lo atendieron solo empeoraron el cuadro, pero iban a tratar de salvarle la vida.

El pequeño quedó con respirador de por vida, en cama, pero se comunicaba con su mamá, lo alimentaban a través de una sonda con comida licuada que iba directo a su panza. Con todos estos cuidados pudo vivir 19 años. Maby confesó que cuando recién nació, ella le pedía a Dios que por lo menos lo pudiera tener un tiempo, para estar con él.

Lauty vivió 19 años, con una gran calidad de vida a pesar de todo, teníamos un grupo de profesionales que venía a casa. Tengo dos hijos más grandes que nunca los abandoné, para nosotros no es extraño usar barbijo y tener estos cuidados porque ya estábamos acostumbrados. Puedo armar un respirador en un ratito” afirmó.

Pero ese tiempo con Lauty llegó a su fin, el 28 de junio de 2017. “Lo único que le pedí a Dios fue que me lo deje unos años, desde que nació. Lo extrañamos, cuando cumplió 19 años yo lo veía ya cansado y le dije, ´cuando quieras irte andate´”.

Es la perdida de un hijo, el dolor más grande del mundo. ¿Cómo se sigue adelante después de eso? O mejor aun, ¿Cómo transformar ese dolor para ayudar a otros? Es lo que le pasó a Maby, al crear el grupo de trekking.

Foto: Maby Calfuquir

Seguir después del dolor

“Murió Lauty y es mucha tristeza, no estas preparado, pero me dijeron desde que nació que eran horas cruciales. Se puede salir adelante, a mi me ayudó el deporte, cuando murió Lauty salía corriendo a llorar a un cerro y seguía. Ahora hago algo bueno, este año se cumplen 4 años desde que se fue y cumple 4 años el grupo”.

Así, meses después y ante el pedido de amigas, Maby decidió comenzar con las caminatas, con un grupo de 12 personas, dos horas para recorrer los lugares más insólitos y bellos de la ciudad, pero también para sanarse ella misma y ayudar a los demás a sanar.

“Es transformar el dolor en ayuda, es dejar una huella, una ayuda. Mi terapia fue siempre correr, por ahí canalizaba mi tristeza, mucha gente me pedía correr y en honor a él (Lautaro) quedó el nombre del grupo: Por lo Senderos de Lauty“.

Foto: Maby Calfuquir

Caminatas para sanar

Se trata de caminatas de 2 horas, todos los sábados, con un un destino distinto, desconocido, hermoso, probado y seleccionado previamente por Maby. Dos horas exclusivamente para desconectarse del dolor, o mejor dicho, tratar de sanar y relajarse, con la compañía de personas que pasan por lo mismo, pero salen adelante, sin quedarse, avanzando. “Hace 4 años empecé, éramos 12 al principio, con mis amigas empezamos y fueron pasando el dato a otros, es de manera gratuita”.

De 12 personas pasaron a ser alrededor de 80, divididos en distintos grupos de 15 personas, más aun en pandemia, con los cuidados necesarios. Tienen un punto de encuentro donde dejan los autos y continúan con la caminata.

Cada uno de los que forma este grupo tiene su historia de vida, obviamente. Algunos lidian con la perdida de algún ser querido, enfermedades o demás situaciones y a través de las caminatas, buscan un escape, ayuda, compañía. “No hablamos de trabajo, de nada, solo respiro, camino y se olvidan. La idea es desconectarse, lo hago gratuitamente, es mente sano, cuerpo sano. Participan médicos, abogados, profesionales y no profesionales, hacen un grupo muy lindo” indicó Maby.

Foto: Maby Calfuquir

Mente sana, cuerpo sano

Durante la pandemia se pudo ver las secuelas que esto tuvo en todos, desde las depresiones más profundas a ataques de pánico, miedos y demás situaciones con las que cada uno debe lidiar en el día a día. Para Maby y su grupo, la caminata ya hace tiempo fue una ayuda, pero ¿Cómo lidiar con la perdida?.

“A mi me sirvió, nunca fui a una psicóloga, pero la única vez que vi a una me dijo ´como ya no tenes a Lautaro cuidas de todo el grupo´. Todo el año hacemos caminatas, está pensado para ayudar a la gente, nos queda hacer deporte, comer sano, conectarse con la naturaleza, conocer muchos lugares que no se conocen, con mis otros dos hijos más grandes. Los dejo marcados en la semana cuando salgo a caminar con mi perra para ver el circuito, si es campo privado pido permiso, no dejamos nada sucio, hemos limpiado, vamos junto con los perros, los hijos y los nietos”.

Foto: Maby Cafulquir

Sanar y continuar

De esta manera, Maby continúa firme junto a sus hijos y su grupo, al que asisten niños, adolescentes, profesionales jóvenes, grandes, abuelas como “Dorita y Rosita, de 65 años. Rosita vive en el San Cayetano y no tiene medio de transporte, pero se toma el colectivo, la cito en la estación de servicio y ella va, están las ganas”. Padre, madres, hijos nietos, abuelos, mascotas, todos ya saben que los sábados, por dos horas, una salida les ayuda a transitar el dolor y continuar, como se pueda, pero seguramente, mejor que al principio.

Caminar en pandemia

Durante la pandemia, las caminatas tuvieron que parar por un tiempo, como todo. “Yo traté de no parar, habían chicos con ataques de pánico y demás, pero nos ayudamos entre todos, tenemos médicos dentro del grupo y entre todos nos ayudábamos”.

Otra de las cosas que tuvieron que parar por la pandemia, fue la ayuda que brindan a distintas organizaciones y localidades de la provincia.

Todo el año hacemos caminatas, en enero fuimos a hacer refugios a El Bolsón, hemos conocido lugares maravillosos. También hemos hecho donaciones , soy madrina de una escuelita rural ´Los Peregrines´en José de San Martín, un pueblito rural, siempre viajo, los papás de los nenes son peones rurales. Donde podemos ayudamos, hemos llevado camionetas llenas de donaciones. Para navidad a escuelas especiales también llevamos, y así”.

Foto: Maby Calfuquir

Del dolor, una vocación

En el camino de buscar una solución para su hijo, Maby encontró su vocación: el servicio a la gente. “Soy masajista de deportistas de alto rendimiento. Estuvimos 3 años internados con Lauty en el Garrahan, los mismos médicos me dieron los cursos, me capacitaron en manejo de respirador. Me apasiona ayudar a la gente, la plata ayuda pero en este momento no me interesa mucho. También hice curso de asistente terapéutica, saco a pasear a abuelos y chicos en camioneta”.

Todas estas cosas las hace de manera gratuita, como el trekking, ya que es para ayudar a los demás, pero por momentos el no cobrar le complicó su trabajo, según explicó ”tiene su contra hacerlo sin cobrar, entra gente conflictiva a caminar y llega un punto en que tenes que decirle ´no te adaptaste al grupo, tenes que retirarte´. No cobro pero no quiero problemas o gente conflictiva, se trata de hacer trekking para despejar la mente”.

Foto: Maby Calfuquir

Comodoro al mundo

A través de su pagina de Facebok, Maby comenzó a subir fotos y videos, mostrando sus caminatas y los lugares más escondidos y bellos de Comodoro. Así, la cuidad comenzó a hacerse conocida y apareció en el radar de gente de los lugares más insólitos del mundo. “Me escribe gente de Turquía, Brasil, preguntando ¿eso es Comodoro? y se sorprenden. También una chica de España que vino el año pasado de visita a la ciudad y se quedó varada -en estos días por fin se puede volver a España- pero cada vez que salíamos y subíamos una montaña, miraba a la ciudad y decía ´se parece a Galicia´ y yo le decía ´¿así es Galicia?´ y respondía que si, ´es hermoso´, quedó fascinada con la ciudad y se puso de novia con un chico de Rada Tilly”.

Actualmente tuvo que poner un límite en su página por la cantidad de integrantes “me preguntan como entrar en el grupo, si dejo entrar 5 por ahí hay competencia, hay gente que entiende de que se trata y otra que no, pero caminamos, incentivamos“, finalizó.

Dolor convertido en ayuda, una historia de esperanza y una enseñanza: que en el camino siempre hay personas que te acompañan a transitar la vida. También, la importancia de sanar, aunque cuesta y como todo, es un proceso. La vida es cuesta arriba, pero caminando, de a poco, se puede salir adelante.