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En su mensaje de Pascua, el Papa pidió por paz en Ucrania y en todo el mundo

Al dar frente a una multitud su tradicional bendición de Pascua, Francisco hizo foco en la situación en Europa del Este y en Medio Oriente. Y lamentó los "casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico" en América Latina.

Ante 50 mil personas, el papa Francisco celebró el domingo de Pascua que concluyó con la tradicional bendición “Urbe et Orbi”, a la ciudad de Roma y al mundo.

Fue un mensaje centrado en la guerra, los sufrimientos del pueblo ucraniano agredido, los dos años de pandemia que aún no ha concluido y las 175 guerras que vive el mundo entero, en sociedades dominadas por el hambre, la desnutrición y la miseria.

“La esperanza es concreta, dijo Francisco, porque ha resurgido Jesús el crucificado y nos dice ‘Paz para todos’. La resurrección no es una ilusión. Hoy más que nunca tenemos necesidad de Cristo. Despues de dos años de pandemia es el momento de salir adelante todos unidos”, sostuvo el papa.

“Y necesitamos más que nunca a Cristo resucitado porque nos anuncia la paz para todos, que llegará y será también una inevitable resurrección”, agregó.

El pontífice pidió paz para la martirizada Ucrania. En la plaza estaba presente el alcalde de Melitupol, Ivan Fedorov, a quién anoche, en la celebración del sábado de gloria en la basílica de San Pedro, el Papa mencionó y saludó.

Fedorov personifica el espíritu de resurrección de los ucranianos. Fue capturado por los rusos que tomaron su ciudad y se negó a aceptar colaborar con ellos. Durante una semana se temió por su vida, pero fue liberado.

Ha viajado a Europa occidental para testimoniar el sufrimiento de su pueblo, con una carta del presidente ucraniano Volodimir Zelenski que exhorta a los europeos a no abandonar a su país.

El Papa lo puso de ejemplo anoche en la misa en la misa en la que celebró presencia del resurrecto tras su martirio en la cruz.

“’¡Escuchemos el grito de paz!” exhortó el Papa a la multitud que lo aclamaba con aplausos gritos y canciones. Un nutrido grupo de estudiantes mexicanas cantaba con insistencia “Cielito lindo”, coreado por otros cientos de fieles de lengua española.

El Papa dijo que hay que elegir. “Meteremos fin al género humano o la humanidad sabrá renunciar a la guerra”.

El pontífice, como es habitual en su mensaje pascual, pasó revista a los conflictos que sufre la humanidad. Citó al Líbano, Yemen y otros pueblos del Medio Oriente que padecen conflictos armados. También al Líbano y a Irak. A las guerras civiles en Etiopía, la zona de Sahel, la República Democrática del Congo.

En el caso de América Latina, citó “el agravamiento de las condiciones sociales, que lleva a la violencia”.

“Cada guerra trae consigo desastres sociales y crisis económica y nos recuerda que la paz es la primaria responsabilidad de todos”.

Un cardenal anunció como es costumbre por los altoparlantes que el Papa concedía la indulgencia plenaria de aquellos que seguían la ceremonia por la televisión, la radio y los otros medios de comunicación social.

La celebración de la misa de Pascua había comenzado dos horas antes en una plaza de San Pedro iluminada por el sol con el sagrario de la basílica, embellecido por 40 mil flores, sobre todo tulipanes, enviadas desde Holanda.

Los diáconos incensaron el icono del Santísimo Salvador junto con el Papa. Después de dos años suspendida por la pandemia, que solo en Italia ha causado más de 160 mil muertos de coronavirus, en la plaza volvió a celebrarse como es tradición la Resurrección de Cristo.

En la plaza se elevaron en varias ocasiones oraciones de paz a raíz de la guerra que ensangrienta desde hace 53 días a Ucrania.

Las lecturas incluyeron actos de los Apóstoles y cartas de San Pablo que fue martirizado en Roma en el año 67 poco después del martirio de San Pedro, el primer obispo de Roma y por tanto Papa.

En las oraciones de los fieles en distintos idiomas y después de la Eucaristía concluyó la misa de Pascua.

Francisco abordó el Papa móvil y entre las ovaciones de la gente recorrió los caminos de la plaza y una parte de la avenida de la Reconciliación, que lleva al río Tíber.

También dialogo brevemente con los 50 cardenales que estaban presentes y despues se dirigió al primer piso de la basílica y volvió a aparecer por el balcón de las bendiciones, donde pronunció su mensaje pascual.