(Por Mariel Suárez Jueza Penal, Experta en Derechos Digitales, Triple Magister Cibercrimen Ciberseguridad y Perito Informática Forense, Profesora invitada en Universidades extranjeras, autora de publicaciones varias)- Se acercan las próximas elecciones en Argentina. Son las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se celebrarán el próximo 12 de septiembre para definir qué candidatos disputarán las elecciones generales del 14 de noviembre en la cual se elegirán 127 diputados y 24 senadores. Hay un total de 34.332.992 electores habilitados para votar en todo el país. La provincia con más votantes es Buenos Aires y la que menos votantes tiene es Tierra del Fuego.
En la era digital, en la que utilizamos computadoras y celulares para todo, desde contactarnos, estudiar, trabajar y hasta para realizar transacciones bancarias y compra-ventas online, entonces ¿Por qué no confiamos en la tecnología a la hora de votar?
El primer dispositivo de voto electrónico que se utilizó en el mundo fue en Estados Unidos en 1892. En Europa uno de los países pioneros fue Bélgica que en 1989 implemento el voto con una tarjeta con banda magnética.
En Estados Unidos, un país donde no se vota en forma directa al candidato como en Argentina, actualmente en más de 30 estados permiten algún tipo de voto online, sobre todo para militares y votantes en el extranjero. Además, en más de dos tercios de los estados ofrecen algún tipo de voto temprano con más de un mes de anticipación y también por correo. Incluso, en algunas ciudades, las boletas son enviadas al hogar del votante al menos 18 días antes de la elección, quien además recibe un sobre de seguridad y otro sobre para enviar de vuelta el voto que debe ir firmado. En la Argentina, ninguna de estas dos modalidades está permitida. Un país donde el voto además es optativo y el ausentismo alcanza a la mitad de los posibles electores.
De todas formas, a pesar de estos mecanismos y de los avances de la era digital, los ciudadanos norteamericanos siguen usando en muchos Estados, papel y lápiz a la hora de votar.
La expresión “Voto electrónico” comprende varios tipos de votación, que abarca tanto modos electrónicos de emitir votos como medios electrónicos de contar o computar esos votos.
Las tecnologías que se implementen para el voto electrónico pueden incluir tarjetas perforadas, sistemas de votación mediante escáneres ópticos y quioscos de votación especializados como también, puede referirse a la transmisión de boletas y votos por vía telefónica, redes de computación privadas o incluso por internet.
Una de las ventajas es que las tecnologías del voto electrónico pueden acelerar el conteo de los votos y proveer una mejor accesibilidad para los votantes con algún tipo de discapacidad.
Pero también, el voto digital, tiene fuertes críticas. Una de ellas, es la perdida del anonimato del votante, pues parece que debiera ser necesario que acredite su identidad. No existe un mecanismo para volver atrás el proceso de votación y hacer una auditoría, mientras que cualquiera de nosotros puede revisar los gastos de la tarjeta de crédito en el homebanking y chequear si alguien compró algo o validar que no hubo fraude.
En cambio, una vez que votas no puedes ir a preguntar si recibieron tu voto como tampoco ellos, pueden venir a preguntarte si esa es la persona por la que votaste.
Otra de las fuertes críticas es que, si se usa internet como mecanismo de votación o como nexo entre los distintos dispositivos y el centro de cómputos, eso puede acarrear riesgos de ataques cibernéticos.
Como en las elecciones en papel, los votantes deben confiar en el sistema de lo contrario no participarán del proceso electoral.
Lo cierto es que hoy se esta extendiendo la implementación del sistema de votación electrónica en todo el mundo.
Algunos países, como Brasil, India, Venezuela o EE.UU., utilizan máquinas de Grabación Electrónica Directa (DRE por sus siglas en inglés), que recogen y cuentan los votos en una sola máquina. La boleta es una pantalla y el votante introduce su opción de forma tecnológica, tras votar, el ciudadano recoge un recibo de voto y es la propia máquina la que se encarga de realizar el recuento una vez concluida la jornada.
Otros sistemas que mezclan medios digitales y analógicos, es el llamado “voto electrónico en papel” donde el ciudadano marca su elección en una boleta y luego un sistema de escaneo óptico se encarga de registrar el voto y contarlo para el cómputo total, mediante el escaneo del mismo.
Otros países han implementado sistemas de votación por Internet como modalidad de voto a distancia, sistema que ha sido usado en elecciones gubernamentales y en referéndums como en Reino Unido, Estonia o Suiza, y en comicios municipales como en Canadá o primarias como en estados Unidos o Francia.
Sin embargo, existen también, casos de retrocesos como el de Holanda, que desde 1965 la legislación electoral permitió el voto electrónico, pero en 2006 volvieron al sistema de votación en papel tras haber descubierto fallos de seguridad en el sistema electrónico.
En cualquier caso, será necesario garantizar una serie de aspectos en el voto electrónico, como ser la Autenticación de la Identidad; la Unicidad del voto: que sólo se vote una vez y no se pueda modificar el resultado de dicha votación, el Anonimato, que no se pueda relacionar al votante con el voto; la Imposibilidad de coacción: que el elector no deberá en ningún caso demostrar o divulgar qué voto emitió; la Precisión, el sistema debe tener la capacidad de registrar los votos correctamente y con seguridad; la Verificación o trazabilidad, cada votante podrá obtener un recibo del sistema de votación que le garantice que su voto será incluido en el escrutinio final; Auditabilidad, deberán existir procedimientos para poder verificar que todos y cada uno de los votos se hayan tenido en cuenta en el escrutinio; Accesibilidad y Abierto, que permita ejercer el voto a personas con adversidad funcional o discapacitados y que tanto las autoridades electorales como los ciudadanos puedan obtener detalles de su funcionamiento; Facilidad de uso (usabilidad), los votantes tienen que ser capaces de votar con unos requisitos mínimos, formación y entrenamiento y ser de Bajo Costo los sistemas tienen que ser asequibles y reutilizables fácilmente, como también competitivos.
Todo cambio provoca resistencia en el ser humano. Como en todos los campos la tecnología puede mejorar los sistemas siempre que el proceso este supervisado por personas y si son honradas y honestas mucho mejor.
Finalmente, preguntémonos ¿por qué si administramos gran parte de nuestras vidas usando nuestros teléfonos inteligentes y computadoras, resulta tan difícil organizar un sistema digital para votar que sea seguro?