La publicación feminista criticó el hecho de que las mujeres en la Iglesia “son siervas de patrones píos y limpian los pisos de las iglesias”.
Además criticó al papa Francisco por haber “ignorado a innumerables católicos comprometidos que desde hace décadas luchaban por el derecho a las mujeres a convertirse en sacerdotisas o al menos diaconisas”.
Al inicio de su pontificado, el Papa se refirió en varias oportunidades en ampliar el rol de las mujeres dentro de la iglesia, irritando a los sectores conservadores de la Curia romana.
Sin embargo, las promesas reformistas jamás se cristalizaron.