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DÍA DEL ANIMAL: Conservar y celebrar los animales de la estepa patagónica

La fecha conmemora la vida de un abogado argentino que fue pionero en la defensa de los derechos de los animales. ¿Cuánto sabemos de los animales que habitan nuestra provincia? Te proponemos conocer algunos de ellos.

El 29 de abril en Argentina celebramos el Día del Animal en conmemoración al fallecimiento de Ignacio Lucas Albarracín, abogado cordobés que luchó por los derechos de los animales y que durante más de cincuenta años fue el primer secretario y presidente de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales.

Esta fecha nos da la oportunidad de celebrar la belleza y la variedad de la fauna de nuestro país, así como también, renueva el desafío de crear conciencia acerca de la multitud de beneficios que la conservación de estas formas de vida tiene para la humanidad.

Entendiendo el valor biológico presente en la estepa patagónica, les invitamos a hacer un breve recorrido por algunas de las especies que la habitan, sus características, comportamientos y los territorios que ocupan.


COIPO (Myocastor coypus)
Conocido como “el jardinero del humedal patagónico”, es un roedor de gran tamaño que llega a pesar hasta 10 kg. Posee abundante pelaje de color marrón y un hocico con un parche blanco donde asoman dos grandes incisivos de un llamativo color anaranjado.

Se distribuía por toda la cuenca del Río Deseado, incluyendo los Ríos Pinturas y Ecker y los humedales del Cañadón Caracoles. La persecución para obtener su piel y la disminución de la vegetación acuática, han hecho que desaparezca de extensos sectores de la provincia de Santa Cruz.

 

CHOIQUE (Rhea pennata)

Sin duda, es “el veloz corredor de la estepa”. Es la segunda ave corredora más grande de América y está desprovista de capacidad de vuelo.

Habita las estepas de la Patagonia y se alimenta principalmente de plantas. Puede alcanzar el metro de altura y pesar hasta 30 kg. El macho se encarga de la incubación y cuida de los charitos —pichones— mientras que varias hembras proveen de huevos a su nidada.

GALLINETA AUSTRAL (Rallus antarcticus)

Esta pequeña ave habita entre los juncales que proliferan en los humedales de la estepa patagónica. Escurridiza, es mayormente desconocida, inclusive para la gente local.

Se alimenta de invertebrados que encuentra entre la vegetación, la que recorre caminando o con cortas carreras. Muy raramente se la ve volar y en los inviernos, normalmente de muy bajas temperaturas, migra en dirección norte, con destinos poco conocidos.

 

 

CHINCHILLÓN ANARANJADO (Lagidium wolffsohni)

El “centinela del cañadón” debe su apodo a que habita en los roquedales y grietas de cañadones o acantilados, alimentándose de las pequeñas plantas que crecen cerca de sus refugios. Durante el día prefiere asolearse en zonas expuestas, y se muestra más activo durante la noche.

Este roedor de hasta 3,5 kg de peso, presenta una distribución restringida al oeste de Santa Cruz y zonas aledañas de Chile y localmente es conocido como ardilla.

 

CÓNDOR (Vultur gryphus)

 El “vigía de los Andes” es una de las aves voladoras más grandes del mundo, alcanzando los 3 metros de envergadura y los 13 kilos de peso. Puede desplazarse cientos de kilómetros en un mismo día. Para poder recorrer estas distancias, aprovecha las corrientes ascendentes de aire caliente para planearlas.

Su plumaje adulto es de color negro, con plumas blancas alrededor del cuello y el dorso de las alas. La cabeza no tiene plumas y los machos la tienen coronada por una cresta carnosa y roja. Se alimenta de animales muertos, y puede ingerir hasta 5 kilos de carne en un día.

 

HUEMUL (Hippocamelus bisulcus)

Este ciervo es el más austral del planeta y el más amenazado del continente americano. Tiene un cuerpo robusto y patas cortas y un pelaje denso de color café oscuro. Los machos llegan a pesar hasta 70 kilos y poseen astas bifurcadas que cambian una vez por año.

En el pasado, se distribuía desde el sur de Mendoza y por casi toda la Patagonia, desde la cordillera hasta la costa. Es una especie extremadamente confiada hacia el hombre, lo que contribuyó a su temprana desaparición en la estepa.

En Argentina se estima que aún viven unos 600 ejemplares refugiados en sectores cordilleranos.

 

PUMA (Puma concolor)

 Recibe un apodo más que importante: es “el arquitecto” del ecosistema y con mucha razón. Su presencia determina el buen estado y funcionamiento del ecosistema patagónico, al regular el número de herbívoros y carnívoros medianos, con un impacto positivo sobre la flora y fauna de la región.
Algunos ejemplares llegan a pesar 90 kilos. Como excelente cazador de emboscada, su principal presa en esta región es el guanaco.
Su capacidad de adaptarse a distintos ambientes y presas lo convierte en la especie de felino con mayor distribución en el continente americano.

 

La inmensidad de este rincón de la Patagonia, invita a explorar majestuosos paisajes y disfrutar de la fauna en su estado salvaje. Conocerlos es el primer paso para aprender la necesidad de cuidarlos, entendiendo que de ellos también depende nuestra propia existencia.