Juan José Soto Vargas, que se presentó como refugiado político en Alemania, presentó un hábeas corpus a favor de Facundo Jones Huala, reclamando su liberación inmediata, pero también que se garantice un tratamiento adecuado y apegado a las normas.
Amparado en la Constitución Nacional Argentina, la Constitución de Río Negro y la de Chile, además de diversos tratados de derechos humanos, Juan José Soto Vargas planteó el hábeas corpus para quien “se autodenomina lonco mapuche y tiene una nutrida leyenda sobre el particular, con dotes de personalidad compulsiva/obsesiva y psicopática de base, al borde de la inimputabilidad juridica”, con fines estrictamente “humanitarios, de derechos humanos, paz jurídica, y sembrar la calma en el seno Mapuche” y reclamando directamente “su libertad inmediatamente, o en subsidio, que termine el saldo de su condena en Argentina, y no en Chile, en la Unidad Colonia Penal de Esquel”.
El sujeto apuntó que Jones Huala “habría sido obligado a tomar bebidas alcohólicas y, una vez que consiguieron que se cure o esté tomado o esté emborrachado, la Policía hizo lo que quiso del amparado Jones Huala. Impresiona su mansedumbre, sin resistencia. Fue preso como Jesucristo. A la dolosa maniobra policial, le agregaron, además, tal vez, ropas raras, zapatillas rojas, tornándolo, o haciéndolo pasar como un borrachín más, como un tipo vagabundo o payaso, para dejarlo en ridículo ante el público. Ese es un viejo modus operandis policial”, señala en la presentación.
Advierte en la presentación que Jones Huala “no debe ser remitido a Chile, porque corre peligro de muerte, amenazas de vida, limitaciones de todo orden, largos días y meses y años de cautiverio le esperan, donde no volverá a ver más la luz del sol. Sepultado vivo, no tendrá debido proceso, ni defensa, ni apelación alguna. Acabarán con él, del mismo modo, por ejemplo, como lo hicieron en Chile especialmente con uno de mis hijos, Juan Jose Soto Barrientos, nacido en Brasil, por opción chileno, mi hijo joven”.
Relata el amparista: “A mi hijo Juan, me lo torturaron hasta más no poder, en Argentina y en Chile. Lo peor fue que en Chile los guardiacarceles le hicieron apuñalar con ayuda de otros presos chilenos y, luego, se autoabsolvieron y le destrozaron el bazo, el hígado y el páncreas a puras puñaladas. Quedó lesionado gravemente de por vida, mi hijo querido, postrado. Toda mi familia, nosotros, yo y mis otros hijos y señora, radicados tambien legalmente en Argentina, terminamos destrozados. Le montaron causas a Juan José, inventaron condenas truchas inexistentes y por eso la OEA/CIDH le dio dos medidas cautelares: una contra Argentina y otra contra Chile”.
Según el relato: “Chile, no ofrece ninguna garantía a los derechos humanos de los presos, ni chilenos ni a los extranjeros. Por tal motivo imploro que no sea este reo preso y condenado y prófugo entregado por Argentina a Chile, todo esto para evitar un mal mayor, es una buena sugerencia que manifiesto aquí”.
Argumentó: “De acuerdo al Tratado entre Chile y Argentina sobre el traslado de un país a otro de condenados y el cumplimiento de normas y sentencias penales, es posible que el amparado siga en Argentina cumpliendo el término su pena. Por ende, perfectamente posible es que pague el saldo de su pena en Argentina, en completa libertad, esto tiene guarida porque el saldo que le resta es superior a seis meses de cárcel, uno de los requisitos que exigue tal beneficio. Es viable, constribuiría a una mejor reinserción social del amparado, que tiene su familia en San Carlos Bariloche y/o alrededores”.